Internacional

Alistan investigación para mejorar seguridad de vuelos ante COVID-19

Científicos del Cinvestav realizarán estudio para conocer la dinámica de las corrientes de aire al interior de los aeroplanos y hacer propuestas para disminuir contagios

Investigadores del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), junto con la iniciativa privada y el gobierno de Querétaro, llevarán a cabo el proyecto “Eliminación y desactivación eficiente del virus SARS-CoV-2 en cabinas de pasajeros de aeronaves comerciales”, un estudio de las formas de propagación del nuevo coronavirus al interior de las cabinas de avión. De esta forma, el centro de investigación diseñará mecanismos que impidan la expansión de aerosoles del virus generados por personas infectadas, hacia posiciones de otros pasajeros a fin de evitar el contagio. El Cinvestav es uno de los centros de investigación mexicanos con más proyectos relacionados con la atención de la emergencia del SARS-CoV-2 y el COVID-19.

El centro de investigación, en colaboración con el Aerocluster de Querétaro y el gobierno estatal, diseñará una estrategia que garantice la seguridad sanitaria de los pasajeros de aeronaves, aun cuando se pudiera encontrar al interior de la cabina una o más personas contagiadas de COVID-19, refiere la institución en un comunicado.
“La investigación diseñará un modelaje teórico para analizar los mecanismos de evolución de los aerosoles de SARS-CoV-2 en el espacio de las cabinas de avión, con el propósito de entender el comportamiento de las corrientes de aire en el interior de las cabinas de las aeronaves”, explicó Mauricio López Romero, líder del proyecto.


El primer paso del proyecto buscará comprender el control de las corrientes de aire al interior de la cabina de avión. El investigador apunta que una posibilidad es aprovechar el diseño de las cabinas donde la salida de aire limpio y fresco se encuentran en la parte superior y considerar la posición de su ingreso mediante una recirculación, que se encuentra en la parte inferior.

Para ello se proyecta generar flujos de aire “cuasi” laminares (ordenados, estratificados, suaves y en trayectoria lineal que impide su mezcla) y con fuerzas de arrastre suficientemente rápida para hacer que los aerosoles de virus SARS-COV-2, generados por posibles portadores de COVID-19, sean llevados rápidamente hacia los filtros de aire HEPA del avión y ahí se retenga el virus.

Una vez contenido, el virus se desactivará de manera eficiente mediante varios mecanismos: uno puede ser con el uso de radiación ultravioleta de tipo C (de onda corta), de tal manera que al iluminar el virus con esa radiación se puedan destruir sus enlaces químicos y dejarlo infuncional.

Otra alternativa es emplear procesos de tipo pasteurización: el SARS- CoV-2 es muy sensible a altas temperaturas, de manera que es posible diseñar mecanismos para someter a altas temperatura los flujos de aerosoles de este virus y después bajarla a fin de recircular el aire nuevamente al interior de la cabina, garantizando la eliminación y desactivación del virus en el aire fresco que reingresa a la cabina.                 
“Este sistema se sumaría a los mecanismos de filtración ya instalados en la aviación comercial de pasajeros sin que represente un costo elevado para el sector, al evitar grandes modificaciones en el sistema de recirculación de aire. Con acciones sencillas es posible decrecer significativamente la probabilidad de contagio en las cabinas de pasajeros y mantener los costos de operación de las aerolíneas, garantizando la seguridad sanitaria”, apuntó López Romero.

De acuerdo con el científico, esta investigación busca garantizar el no contagio de los pasajeros de la aviación comercial aún con la presencia de personas infectada al interior de las cabinas de las aeronaves, con espacios más seguros ante el SARS-CoV-2 y determinando la capacidad de aforo adecuada. La propuesta se dirige a todos los aviones independientemente de su tamaño, aunque el mayor interés es para aeronaves utilizadas en viajes de larga duración que, por el tiempo de convivencia, tienen mayor probabilidad de contagio.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe estima que durante los primeros ocho meses de 2020 las aerolíneas a nivel global han perdido ingresos cercanos a 256 mil millones de dólares debido a las restricciones sanitarias impuestas por la pandemia de COVID-19.

Además, la tecnología a desarrollar con el proyecto también podría emplearse en otros escenarios, como en los aires acondicionados de centros comerciales, oficinas o casas y productos diseñados para proteger a las personas de la COVID-19.

APOYO

Mejoran y abaratan tecnología de pruebas serológicas

El Laboratorio de Microtecnologías para la Biomedicina, en la Unidad Monterrey del Cinvestav, junto con los centros Conacyt CIO, CICY y el Instituto Nacional de Cardiología,

desarrolló una prueba serológica para detección de infección por SARS-CoV-2, eficaz y de bajo costo para identificar personas con COVID-19 y potencialmente las que sean asintomáticas.

De acuerdo con José Luis García Cordero, titular del Laboratorio, se trata de un dispositivo con dimensiones menores a las de una tarjeta bancaria que, a través de una innovadora tecnología conocida como microfluídica, miniaturiza la prueba ELISA (la cual es el estándar usada para detectar anticuerpos en la sangre y tiene otras aplicaciones) con el objetivo de reducir la cantidad de muestras y reactivos.
Además de la reducción de tamaño y ahorro de insumos, la ventaja de este dispositivo de pruebas serológicas es que está hecho a base de un biopolímero, similar al hule, de bajo costo.  En el dispositivo se pueden colocar hasta 50 muestras de suero sanguíneo en pequeños pozos y en dos horas arroja los resultados, refiere la institución en un comunicado.

El dispositivo cuenta con biosensores, generados en el Cinvestav, encargados de reconocer los anticuerpos (IgG o IgM) producidos por el cuerpo de las personas contra el virus  SARS-CoV-2, en particular identifica las proteínas espiga, el dominio RBD, la subunidad S1 y la nucleocápside. De modo que al entrar en contacto las muestras con el biosensor se produce una reacción que es visible a través de un microscopio de fluorescencia, donde es posible identificar los casos positivos a COVID-19.
Este desarrollo puede ser de gran utilidad porque además de detectar casos positivos, puede ayudar a estudiar la respuesta inmune a la enfermedad, o medir el título de anticuerpos una vez que se suministre la vacuna.  De aplicarse de forma masiva, estas pruebas pueden ayudar a conocer qué porcentaje de la población ha sido contagiada con el virus.

El dispositivo, financiado por Conacyt, cuenta con una solicitud de patente ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial y los resultados han sido aceptados para su publicación en la revista internacional “Lab on a Chip”.

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